Escapee

En un mal día las cosas siempre son avisadas con antelación. Las cosas malas digo, porque siempre el universo planea estas cosas. Siempre que nos cueste levantarnos en la mañana sabemos que el día se viene difícil. Lo mejor es no levantarse, quedarse durmiendo. Otro día en el que no quiero levantarme. Miro el tragaluz encima de mi cabeza, las reparaciones malechas no permiten que entren más de dos o tres rayos dos sol que ya fueron debilitados por nubes grises. No quiero despertar pero ya estoy despierto, no quiero ver luz pero ya la estoy viendo. Mis ojos comenzaron el absurdo proceso de saludar a la luz. Decido encender el televisor, tratando de tomar millones de decisiones que pasan por mi cabeza en ese momento relacionadas con el despertar, el levantarse, ducharse, vestirse, calzarse, desayunar, caminar, abordar, bajarse, entrar y funcionar. De solo proyectar mi comienzo de mañana con tanta negatividad en el alma me lleva a pensar en el peor de todos los casos para cada uno de los eventos que se avecinan en el día. Despertar es un calvario eterno con esa actitud. Hay una maldita sensación de “debo hacerlo” que ni siquiera te deja resignarte. Agh, maldita mañana fría y maldito día que viene. Al final, termina por ganarme el sentido de responsabilidad y termino levantándome, el problema es que me demore tanto en tomar la decisión que ya voy tarde a donde me dirijo, por lo que al entrar, ya me llevare un mal rato con las caras de todos encima de la mío con el reproche fresco del maldito poco comprometido.



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1 comentarios:

Diego A. Tejada Gamboa dijo...

Sr. Mendfez me da un gusto tremendo volver a leer algo como esto en su blog.

P.D.: El tipo que canta en el video, que feito, jajajaja

Besos

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