Historias de amigos de amigos 2


No les ha pasado alguna vez que después de juntarse con un tipo y follar por primera y única vez con él quedan con la sensación que se han dado el revolcón de su vida. A mi aun no me pasa, si bien puede ser por los pocos años que llevo vivo o bien porque en general simplemente solo ha habido pelmazos. Me propuse esta interrogante, dado lo siguiente:

Marcelo me llamo el fin de semana, aun con el corazón en llamas, para relatarme lo que le había sucedido. Tiene 37 años, pero luce un aspecto juvenil que pareciera que el tiempo no pasase por su colchón. Delgado, alto, me atrevo a decir que es guapo, y la verdad, mas las salvedades anteriormente mencionadas no se distingue mucho de un maricón común. Pasaban las nueve de la noche, aburrido de la tediosa tarde de un día libre cuando se vive solo y no se prehacen planes, Marcelo entrose al chat de maricones busca webeo mas conocido de santiago. Pasaban y pasaban descripciones: aburridas, monótonas, inverosímiles, etc. En un momento le habla Javier: piola, guapo, Ñuñoa buscando, citaba en su descripción. Se saludan y meta comunican las típicas interrogantes webonas del preámbulo necesario, mas tedioso. Y, en que parte estas?… tienes cam?, dale veámonos…hasta ahí, todo bien. Si bien el chico no se veía descomunalmente guapo, si diría, perifraseando a Marcelo, como un chico “tincudo”, de pecho peludo y de cara aceptable. Pero lo que convenció a Marcelo de aceptar el encuentro fue la cercanía geográfica, dada la flojera tremebunda que arrastra de toda la tarde de ocio modorroso. Se decide. Parte. Llega. Se encuentra con una casa en un barrio oscuro, pero tranquilo. Marca el número en su celular para “pincharlo”, y él le hace pasar. Abren la puerta, y le recibe un tipo de delicioso aspecto, fachoso, cuyo suculento cuerpo cubría solo un cuarto de piernas con una toalla blanca. Adelante, dice, exigiéndole a Marcelo, cuyo rostro aun no despabilaba ante tamaño pedazo de carne, silencio sepulcral ya que podía despertar al resto de las personas que ahí residían. Curiosamente y cabe mencionar, mas aunque interrumpa un poco la continuidad del relato, que la situación de estancia de este tipo era particularmente peculiar. Sucede que su habitáculo daba a la calle, sin tener dentro una puerta hacia el interior de la casa,(que se extendía mucho más que el espacio que ocupaba su habitación) por lo que se presume no es su familia la dueña de las dependencias. Por otra parte, el tipo hace mención o, al menos da a entender, que sí es la casa familiar la que habita. Bueno, pues solo era una duda que queda ahí girando. Prosigo pues, Marcelo embabosado completo por el cuerpo de Javier, quien, a penas logra que entre lo exhorta a meterse a las sabanas, para, consecutivamente, comenzar con el proceso de humectación salibosa (suena tan feo pero es tan rico), lo chupetea entero, le engulle la boca, el cuello, mientras raspa la barba de su mejilla en el cuello grueso que le eriza, le masca las tetillas, se las lame con fuerza, con los labios las presiona y succiona, le encanta sentir como los pelos se su tremendo lomo le hacen cosquillas en la oreja, baja por su panza, que de panza no tiene nada, roza, arrastra, desgasta, se soba con fuerza en ese abdomen exquisito mientras su pene choca con las pantorrillas. Llega a su pene, lo lame, lo come, lo traga, ensañándose con el glande que dada su simetría escandalosamente ideal no hace mas que exitar mas a Marcelo, quien como gato se amasa al cuerpo del tipo. Ágilmente el tipo comienza con ambos pies a masturbarlo (quien a esas alturas estaba viviendo un romance Shakespeariano con el glande), soba sus testículos, roza su ano con los dedos del pie. Marcelo vive por primera una experiencia de este tipo y como nunca antes pretende dejarse llevar por la situación. Esta dispuesto a todo, a entregarse por completo a este macho alfa de una noche. El tipo, con ambas manos lo trinca a cambiar de posición, quedando Marcelo boca abajo. El tipo comienza a lambisquear su espalda, y en lo que demora un chasquido de dedos se posa en las nalgas, las golpea, las abre, Marcelo siente como las observa, como observa su ojete y siente entre sus muslos la verga del tipo que crece mientras más lo abre. El tipo comienza a besar el culo de Marcelo, lo lame, lo hocica, lo escupe, le pasa el pulgar como testeando terreno que esta pronto a ser taladrado. Marcelo gime, pero gime en silencio, el tipo le muerde las nalgas, las golpea, y le sigue lamiendo, casi penetrando con su lengua el ojete. Marcelo reacciona, se da vuelta, insinuándole al tipo a que practique la orogenitalidad, él, avispado, la agarra con sus manos fuertes, gruesas, de dedos largos y uñas hermosas. Le masturba, le engulle el pene hasta el tallo, masajeando los testículos con el agujero en la barbilla que se le ve tan bien. Marcelo se siente viviendo un sueño, un idilio maravilloso que dios decidió regalarle para aullar luego que puede morir tranquilo. El tipo le ofrece su orificio a Marcelo, quien lo siente como un regalo, un presente en virtud de lo bien que se esta desempeñando. Marcelo siente orgullo, y, como hombre agradecido, comienza a trabajar en el como si se tratase de la ultima vez que probara tal manjar. Lo saborea como su última cena, abraza su pelvis para tocar su pene, sus testículos, mientras con su lengua juega con la comida. Comienza a subir por la espalda del tipo, quien a gatas embiste con el culo a Marcelo, quien ahora posa ahí su pelvis. Marcelo quiere penetrarlo, quiere sentirse uno con él, y lo logra, el pene como con mente propia se abre camino sin que interfiera ninguna extremidad. El tipo le embiste, danza, se contonea con el fin de sentir como entra y sale, y Marcelo se esfuerza por provocar un mete y saca. Y así, cambian de posición, el tipo quiere verle la cara mientras este se la mete, quiere ver como disfruta, como goza, lo tuerce hasta que logra besarlo. Le pellizca las tetillas, se las manosea como si fueran tetas, le gusta sentir el roce de sus manos con los pelos en pecho de Marcelo. El tipo no aguanta mas, el estimulo prostático hace efecto y como una manguera lanza el chorro de semen a su propio pecho. Marcelo, prosiguiendo con el bamboleo perforador, le esparce el semen por el pecho, se pegotea en los pelos y la imagen de un Botticelli Pornogay le aparece en la mente al observar el cuadro plástico que ahí dejo. Marcelo enmudece, el tipo lo observa con cara de querer mas, de disconformidad, Marcelo, como aun no acaba, le propone continuar, y comienza a lamer el pene como lavándolo, lo quiere pulcro antes de recomenzar. Prosiguen así por otra hora, sin emitir palabra pero donde la comunicación no verbal fluyo.

Al terminar, comenzaron a charlar. Marcelo recordó retazos de la conversación virtual que había tenido con el tipo, puntualmente cuando este le menciono lo que le sucedía con todos hombres, acentúo que esperaba que con él no le pasara pero, curiosamente, sucedió. Javier le hablo sobre el encantamiento que les provocaba a todos los que pasaban por sus sabanas, y de como le perseguían después, en busca de una segunda vez. Marcelo en ese momento no lo comprendió, aun mas, pensó que la egocentria del tipo desbordaba demasiado, casi como para rechazarlo. Mas ahora comprendía, y caía en la jugarreta absurda de querer repetir la experiencia. Marcelo prefirió irse a su casa, aun exaltado, tembloroso por el maravilloso momento que había pasado. Nno se lo creía, y se iba con la sensación de haberse dado el revolcón de su vida.

Cabe notar que Marcelo no eyaculo esa noche, pero sintió tantos orgasmos y espasmos que se sintió enfermo. Bueno, tal sensación no era fantasía romántica, si no mas bien el aviso del cuerpo de la gripe con la que amaneció al otro día. ¿Será por tantas energías gastadas?. La verdad es que no me interesa ni a mi ni a Marcelo, porque lo comido y lo bailado no se lo quita nadie.


4 comentarios:

Francisco Muñoz dijo...

estoy horny man

Unknown dijo...

Que excitante historia Andrés, me gustaria tener un revolcon inolvidable como ese, jajaja

Unknown dijo...

Bueno bueno bueno
me parecio bastante excitante
me asaltan algunas dudas
pero son las tipicas
te felicito Mendfez, un beso

Adios.-

Hisae dijo...

Que bueno para comenzar el fin de semana...
Ojalá me pasen cosas así...

Besos.

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