PerroSecuestro

Bueno, desde el día sábado cuando nos separamos, yo partí a juntarme con Néstor y Roberto. Al llegar al metro Santa Ana, note que me venía siguiendo alguien, curioso para mi, ya que nadie jamás me sigue, y cuando me siguen, ha sido siempre en un contexto de lagrimas, dolor y despecho. Este no era el caso. Yo me asuste, como es lógico, porque no es normal que a uno lo ande siguiendo gente en la calle. Decidí entrar a la estación de metro Santa Ana, a hacer como que llamaba por teléfono. Tome el auricular, y metí una moneda. Para que todo se vea realista. Vi que el individuo que me seguía se había parado en los descansos de la estación metro Santa Ana, esos que están en la entrada, donde la gente se instala a esperar. Advertí también que me miraba de reojo. Yo me asuste un poco, pero me obligue a tranquilizarme, claro, imagínate la confianza que le daría al individuo si le demuestro mi miedo, siempre he pensado que la gente es un poco como los perros, por lo menos la gente mala, los flaites por ejemplo, me refiero a que perciben el miedo de la gente antes de atacarlos, y son capaces de percibir cuando alguien es superior a ellos y agachan la cabeza, ves. Bueno perro, la cosa es que estuve ahí mientras el individuo me miraba de reojo. Marque el numero de Néstor, por si las moscas, claro, para preguntarle algo y de paso contarle que me estaba siguiendo un individuo. De pronto, y sin darme cuenta, por el otro lado, aparecen cinco tipos, pude ver a los cinco pero no podría distinguir sus caras si las veo un día cualquiera en la calle. Me pusieron un saco de harina en la cabeza, sin harina claro, digamos mejor que envolvieron mi cabeza con el saco vacio de harina, que como supe que era de harina? pues porque al gritar, o al tratar de gritar, me entro polvo de harina a la boca y sentí su sabor, y esa textura de grumos suaves que se forma cuando comes harina cruda. En fin, me tomaron entre los cinco, yo trate de forcejear ves, pero me fue imposible, eran cinco tipos grandes. Me llevaron a un calabozo, o sea, es lo que me presumo, ya que jamás logre ver dónde diablos estaba, nunca me sacaron el saco de la cabeza. En ese momento pensé en ti, como estará el perro? me decía, sabrá que estoy acá? será esto una emboscada del gordo arribista de R? pues, bueno, en eso y en muchas otras cosas pensé. sé que paso un día porque me quede dormido, y tu sabes que no me es fácil dormir, así que debí pasar mucho tiempo despierto, la percepción del tiempo se pierde cuando uno está con una bolsa de permanencia en la oscuridad en la cabeza. Sí, tuve miedo sabes, sí, quise sentirme protegido en ese momento, me acorde de lo que me decías en la tarde, que me cuidarías de todo menos de la muerte, por ejemplo, claro, en ese momento sentí la muerte cerca y supe que no me podrías proteger, no te preocupes que aun así creo en tus palabras. Cuando desperté, en lo que presumía era el día siguiente, decidí que me pondría de pie, como tenía las manos libres, bueno, no había reparado en eso hace rato, creí que las tenia atadas, o bien, inconscientemente las mantuve inertes, inutilizables, por miedo quizás, o quizás por estupidez, que es una opción valida en ese momento y ante esas circunstancias. Me levante, me quite la capucha y estaba sentado en el andén del metro. Salí corriendo, llegue a mi casa, sí, corriendo. Entre, y mi tía me dice, pero te devolviste, si saliste recién ( a todo esto eran las tres de la tarde del otro día, repare en eso cuando entre a mi casa y vi el reloj, ese reloj análogo que se a penas tu atraviesas la puerta, o bueno, la ventana en el caso nuestro) que diablos, le dije, pero si vengo llegando, estuve atrapado desde ayer por unos weones. Todos me miraron rarísimo, un poco acostumbrados a que hable estupideces y por otro medio confundidos por mi cara de angustia real. Fui a mi pieza, vi mis cosas revueltas, mi notebuk tirado en la cama y a mi gata durmiendo.. Vi que me faltaba ropa, que había un par de toallas usadas, digo, mojadas aun. Qué demonios, nuevamente. Fui a interrogar a mi tía inmediatamente. Para mi sorpresa, cuando le pregunto sobre quién diablos había estado en mi pieza y se había bañado y dejado las toallas mojadas encima de la cama, me dice que fui yo mismo. Pero cómo?!, me pregunte, como diablos iba a ser yo si yo vengo recién llegando a la casa?. Me devolví a la pieza, me acosté y mire el techo, extrañado y alterado. Llame a Néstor para saber qué diablos pasaba, el siempre tiene respuestas para ese tipo de cosas y aunque muchas veces no son más que conjeturas sin sentido, al menos logra tranquilizarme o alterarme por otras razones que me desvían de mis desvaríos. No me contestó, no estaba en su casa. Seguí aquí, conjeturando sobre qué diablos pasó por mi vida, como mi tía puede afirmar que yo estuve en mi pieza si yo no había estado?, que, acaso tengo un hermano gemelo?, como de teleserie?, o quizá un clon?, pensé que alguien me había suplantado en circunstancias tan perfectas que pudo hacerse pasar por mi tan bien que nadie, absolutamente nadie noto que no era el verdadero Andrés. Raro no. Me asuste y salí de mi casa. Supondrás que no podía estar en un lugar donde me podían confundir con un cualquiera, con una imitación barata. Corrí al metro, me descompuse al verlo, pero lo tome igual. Hice intercambio en la estcion Los Héroes para llegar a la estación Franklin. Me baje ahí, subí las escaleras y vi a Néstor junto a Roberto ahí, y los vi como cuando ve a la gente desde las alturas, mientras subes una escalera, apareciendo de a poco, de la cabeza primero y va apareciendo el cuello, el hombro. Tu sabes no al que me refiero. Por fin, me dicen, por fin que?, weón, les digo, no sabis lo que me paso ayer. Obvio que no lo sabemos, me dice, pero me cuentas después Opa porque ahora tenemos que comprar las cosas para almorzar. Deberías haber llegado hace rato, me dijo, pero opa, si no, yo no he quedado de acuerdo en nada contigo, le dije, medio angustiado a esa altura. Tú te figuras lo que significa que Néstor no me reconozca entre otras personas, por muy idénticas que se vean a mí, o peor, que se oigan, no sé, piensa que en mi hay un discurso complejo, situaciones vividas, vidas compartidas, imagínate que si Néstor no fue capaz de distinguirme, es porque hay un trabajo minucioso detrás de este engaño, de esta suplantación, un trabajo de años, de investigación compleja, de mi complejidad. Es inquietante todo esto, pensé. La mente que construyo todo esto. Volví a sentir miedo. Opa no empiece, me dice, no me webee. En fin. El asunto pasó, compramos las cosas para comer. Comimos, nos fumamos un caño, llego Rolando. Volví a mi casa a eso de las doce. Me acosté y desperté hoy, con una nota en mi escritorio, ese que esta al costado de mi cama, que tú conociste. Ya tenemos lo que necesitamos, decía la nota, ni una palabra a nadie de esto. Presumo que en un tono amenazante, la verdad, es que no se. Decidí no salir de mi casa hoy, preferí quedarme acostado para no volver a pasar por lo mismo, quizás un poco por miedo, pues al fin no sé. Y aquí me tienes, escribiéndote un mail, echándote de menos y viendo cortometrajes mientras, entre cada cosa, hablo con Rodrigo cosas ridículas.

2 comentarios:

Perron dijo...

Preguntas Varias de Un Perro al que la curiosidad no mato:

1) haz comido harina cruda?
2) "la percepción del tiempo se pierde cuando uno está con una bolsa de permanencia en la oscuridad en la cabeza", podrias explicarme esto gaton?
3) la imitacion era marca ñau?
4) supo alguna vez que era lo que necesitaban?
5) las cosas ridiculas que hablas con Rodrigo, son las mismas que el me cuenta con espanto despues?
6) puedo publicar ese correo que me enviaste a facebook en mi blog?
7) aun me echas de menos?, por que yo si...

●—(•|pяιиcιpe de lα luиα|•)—● dijo...

Mmmmm y q ha pasado de nuevo, ¿ te has interrogado si quizá fué un sueño é insomnio?

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