Semen en mis Labios

Inesperadamente asumí que todo seguiría su curso natural. Pero me equivoque, nuevamente. La universidad se hacia mas tediosa y yo seguía con la angustia de no saber si aparecería por la ventana un día o solo no despertaría jamás. Con las pretensiones de frente me propuse no dormir, no quería encontrármelo en los sueños, no quiero más pesadillas asesinas. Fumo una cajeta entera con un solo fósforo. Mis ojos no soportan y caigo a la almohada. Ahí aparece, solo, con las manos gigantes, esas que te tocan y colapsas en orgasmos. Me mira fijo, como siempre, no deja de mirarme y hacia donde me voltee están sus ojos, observándome, limitando mi espacio, no quiero verlo, pero pase tanto tiempo despierto que no puedo despertar ya. Camino hacia él, en el supuesto de entretenerlo con una conversación eterna sobre cosas que no necesariamente importen, el clima, la soledad del ser, los accidentes y la educación. Me responde todo justo como pensé me contestaría. Le odio, le detesto, le execro. Su abominable palabrería, mas predecible que docta, me indica que lo he logrado distraer, pero justo antes de terminar de pensar en que ya todo no se volvería a repetir me toma del cogote con sus gigantescas manos, me orgásmiza pero me atraganta, siento como litros y litros de semen que salen de sus manos entran a mi esófago y lo colapsan, lo atoran, siento como fuerza a mis pulmones a contraerse y me desespero, me muevo como cuando a los gatos se les agarra de la cabeza y se retuercen para liberarse. Yo era ese gato y sus manos me ahogaban y exasperaban y yo ahí, prosigo enroscándome, en un arco tal que mi columna casi no soporta, apunto del colapso. El blasfema, impreca, maldice, condena. Me obliga a tener que responderle pero mis cuerdas vocales siguen llenas de moco, sigo imposibilitado de distraerlo y el prosigue con sus maldiciones, me dice verdades que no quiero escuchar y las dice fuerte, claras, funcionales, tales y como son. Me duele la garganta. Me muestra en el espejo de su trompa lo feo que soy, me recalca los defectos y los marca con plumones fosforescentes, me dice que los tatuara, no le hago caso, ya no puedo seguir respirando y conjeturo que no me importa ni me importara. El se ríe de mí, lee mis pensamientos y los transcribe en un cuaderno, y me los lee en voz alta. La audiencia ríe con el, se burlan de mi patético espectáculo. Me corta la cabeza presionándola con ambas manos. Mi sangre salta, chorrea a siniestra, en su cara y el saca la lengua, como los niños cuando lamen la nieve, la lluvia… no se. Despierto, con la garganta atorada de saliva que escupo como reflejo en la cama. Miro mi cara en el espejo y esta azulina, mis ojos rojos y mis venas exaltadas. Voy al baño, tomo agua, dos mentix y prosigo con mi ritual insomne.

1 comentarios:

Guerrero dijo...

Hola, me gusta tu blog, te agrego a mis enlaces cuando pueda, nos veremos pronto

saludos

Blogs de Interes