Y QUIEN DIABLOS ES PANCHO?

Esa tarde en el hostal todos estábamos nerviosos, y como no, si era la noche en que llegaba una bandada de travestís y drag queen a alojar, dado el súper evento “convención queer homo transexual” que se realizaría en la ciudad. Mientras se limpiaba todo y nos preparábamos tanto física como sicológicamente para el arribo, en la casa había silencio humano, y por más que le subiéramos al tema de Tankard seguíamos enmudecidos. Terminamos de limpiar y podíamos sentir la angustia en nuestros rostros.

Mi nombre es X, soy un maricón asumido, homosexual desde que el mundo es mundo para mi. Amante del death metal desde que conocí a mi primera pareja, Deicide es lejos lo que mas aprecio de él. Hoy, también, llega Y, un chico de Stgo que conoceré por primera vez. A pesar de llevar hablando cerca de un mes, solo hasta esta semana nos decidimos.

Son las seis y media y debo ir a buscar a Y al Terminal de buses, me encacho lo mas que puedo, y parto. Llego al Terminal… ahí esta, con una camisa a cuadros que lo hace ver hermoso, me gusta la imagen que proyecta: misteriosa pero relajada. Lo aguacho con un abrazo, la verdad es que es de mi entero gusto, como siempre supe lo seria. Agarro su mochila y lo llevo al hostal, específicamente a mi habitáculo. Le digo que deje sus cosas por ahí y le cuento del evento de esta noche, de los travestís que llegan a las ocho y de lo raro que se ha sentido el ambiente por el nerviosismo de lo que pueda pasar. Imaginate, le digo, esta weba estará llena de travestis palabreandose, con sus webas raras y sus conductas hiperventiladas..heavy no?. Y claro, su opinión es insípida y la verdad, es que no me interesa. A mi me interesa saber de él y, hablando francamente, hacerlo sentir a gusto. Lo invito a salir, vamos al boliche más adhoc. Bebo un traguito, él una bebida. Fumamos unos caños y nuestras lenguas no paran de repartir palabras locas que casi como códigos desciframos ese mensaje erótico que siempre uno evita decir de frente, ya sea por la lógica del mata pasiones, o bien por aumentar el libido exquisito que da una mirada ida, coqueta y libidinosamente tierna. Me dice que esta cansado y, la verdad, es que no diviso un esbozo de cansancio en sus ojos que me matan, me miran y miran y no me dejan solo un momento.. Me encanta esa sensación. Me pregunta con el rostro ingenuizado si se puede quedar en mi departamento esta noche, que no quiere dormir solo y que necesita un abracito que le cuide el sueño, aun mas, me reprocha entre risas lo generoso que soy yo con los abrazos y los besos y que de mi parte seria casi una insolencia una negativa. Me convenció con las primeras cinco palabras, pero quise escuchar el espectáculo que salía de su boca. Llegamos, en silencio, a esa hora la multitud de plumas travestidas estaban toditas durmiendo, mañana necesitaban estar colmadas de energía solo para soportarse entre si, salvo por unos cuantos que conversan sigilosas en un costado.Y esta instalado en mi cama, mirando el techo, quizás por la marihuana, quizás porque solamente le gusta mirar el techo. Sea como sea no se lo preguntare, arruinaría el misterio que lo envuelve. A pesar de estar seguro que me desea, y que sus intenciones son exactamente las mías, no me atrevo a increparlo. No se que me pasa, tengo todo a mi favor: mi cama, mi espacio, mi intimidad y mis deseos, tengo a un hombre delicioso sentado en mi catre y no se como diablos comenzar la ceremonia para llegar orgulloso al acto de apareamiento. Que horror. Le ofrezco algo de tomar, se niega, le digo si se le ofrece algo mas, me dice que si, que quiere que lo abrace. Cuando me dispongo a hacerlo de la forma más torpe en que se puede abrazar a un ser humano, él se abalanza hacia mi y me desgarra el corazón con un beso que casi con apuntador digital da en el blanco justo en la boca de mi boca. Me besa, me calienta sin siquiera tocar mis gónadas, se abre de piernas y las enrolla en mi maciza cintura, su piel es suave, me gusta, lo hace delicado, lo convierte en frágil, como si a un hombre como este no se le fuese a encontrar en cualquier parte. Es mi joya, un diamante valioso que llego a mí por las fortunas de la vida. Se quita su camisa, yo mi polera y mis pantalones. El me besa el cuello, baja por mi pecho, rudamente delicado. Me violenta pero de una manera tal que confío ciegamente en sus movimientos. Se nota que sabe como funcionar, pero no necesariamente debido a la experiencia. Por sus datos presumo que esta cualidad, estas conductas candentes son inherentes en él, las trae de nacimiento, en su código genético estaba descrito mi cuerpo y él solo se mueve por ahí como si fuera el suyo propio, sé que lo conoce porque es la única explicación que encuentro ante su perfecta conducción. Es como un piloto profesional, un mecánico experto, un ingeniero en mi fisonomía. Se quita los pantalones y me embiste para que yo lo penetre., Y no prorrumpe palabra, el habla con su cuerpo, con sus ojos, con sus manos, y yo, fascinado con este nuevo lenguaje, no hago mas que dejarme llevar. Sin darme cuenta estamos en la penetración misma y Y grita fuerte, se queja, tanto que, sin que yo me entere en un principio éramos observados por un par de travestís. Le comento a Y, él no se inmuta y me exhorta a que prosiga con meneo cadencioso. De pronto, ya no había un par, si no dos o más travestís mirando, comentando, evaluando nuestra performance. Indeliberadamente, uno se acerca, tomándose una libertad que extrañado veía como Y disfrutaba. Yo no sabia que hacer, cuando repentinamente, sin dar pie a que note alguna señal que me lo hiciera presagiar, Y hablando en mi oído esboza , te incomoda?, yo respondí, obvio, y en un parpadeo se puso de pie, juro que casi no note cuando mi pene salio de su ano, y trinco a uno de los travestís del pelo y le planto un puñetazo estruendoso en la cara, el resto de travestís reaccionaron con insultos exaltados, y se fueron encima de Y que, casi como kunfuita comenzó a masacrar a todos los que se le acercasen mientras estos escandalosamente se quejaban y pedían ayuda. No crean que yo no me pare por estar petrificado del miedo, porque seria quitarle meritos a mi complexura y a mis habilidades y fuerza, la verdad, es que todo pasó tan rápido como lo que se demora mi cerebro en procesar la orden de ponerme de pie. Y correteo a los travestís fuera de mi habitación a patadas, entre sangre de nariz de uno y el corte en la cara de otro huyeron escandalizados a sus respectivos habitáculos. Yo, de pie al costado de la cama estupefacto, desnudo y con una erección de mil madres debido a la figura de Y a penas iluminada por los haces que se escapan del alumbrado publico y entran por mi ventana calientes, tanto o mas que yo por la figura de Y.

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