UN SAVORY DE CACA (1)

¿Han notado que la masa bruta aun sigue encasillando a los homosexuales como un subgénero satélite del sexo femenino?. Claro, la mayoría de los maricones que pertenece a las luminarias y que osa declararse abiertamente como tal, son precisamente los que mas enarbolan a que nos veamos como unos remedos del conjunto de conductas tipo de una mujer hueca, escandalosa e hiperventilada, convengamos en la mujer Garcia Lorca. Y aunque no son estas las conductas que mas odio del homosexual estándar, si me parece insólito que en vísperas de finalizar el calendario maya, sigamos pensando que para ser homosexual tenemos que cumplir con ese “deber ser” que implica mujerearse, usar pantalones a la cadera y sociabilizar lo mas posible cosa que todos nos quieran como “el maricón que nos hace reír”. Muchas veces me han dicho, en su mayoría hombres y mujeres heterosexuales, que no parezco gay o que si no les digo no se hubieran dado cuenta de que lo soy, hasta que me habían echado el ojo (en el caso de las mujeres claro esta, para que esto tenga sentido). Por supuesto, esto no es motivo de orgullo ni tampoco lo contrario, mas bien ratifica que mi visión de las cosas no es mas que la del general. La masa desconoce que existen homosexuales metaleros, punketas, ejecutivos, intelectuales, gente que en sus narices pasa desapercibida, que ellos, con sus prejuicios absurdos siquiera sospechan que un maricón les esta haciendo su declaración de impuestos, cursándole infracciones o terminando de construir sus ampliaciones en la casita de la playa. Estoy un poco aburrido del estereotipo, y creo que si bien, supuestamente, se necesita representatividad, podríamos cambiar esa representatividad tan vejada por el resto por una mas ad-hoc con lo que muchos de los que pertenecemos a la comunidad constituimos, una que nos identifique a todos, o a los pocos también, que somos ligeramente distintos al maricón promedio (o muy distinto). Mi intención no es radicalizar y componer una campaña en contra de los maricones menos machos, ni menos albergar activismos en mi degenerada conciencia. O bien no me interesan las solucionen que pudiesen esperar como conclusión. Mas bien, solo les quiero aclarar que seguiré detestando los estándares, despreciando al maricón de pantalón tres cuartos a la cadera, al escandaloso de labial y barba y al que se arroje a dirigirse a mi con un “ella” de “a” extendida.

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