La chancha acéfala




Existía un animal animado, con cerebro pensando pero desusado. Imitaba a todo lo que llamase minimamente la atención y diera como resultado el beneplácito populachento. Se lamentaba zigzagueante cada malaventura que le suscitaba, y con relamidos textos trataba de dar a conocer su ridículo dolor. Cursibundo vaga por los pastos de la ciudad, selva de cemento le comenta a sus afectos, mas sin omitir una lamida de de pies bien baboseada.
La chancha acéfala trata como de lugar caer bien, de ser siempre la atención máxima, el que todos quieren y al que recurran en momentos de desesperación. Pero cínicamente en su interior, se reconoce inútil, incapaz de solucionar problema alguno, y recomendando majaderamente que lo olvidemos todo y que bebamos un par de tragos mientras se queman unos cañetes de marihuana, que, por obviedad, pago la chancha. La chancha acéfala come todo el tiempo, lo que se le ofrezca, y de ahí su sobrenombre, chorreantes sándwiches, pan con mayonesa, con embutido de ternero, o bien, con ambos juntos. Mientras más grasiento, más delicioso es, mientras mas engorde, es un manjar aun más dulce y apetitoso. Desde siempre la chancha fue sobrealimentada, ya sea por sus progenitores o criadores, o bien por él mismo, escondiendo el alimento bajo la cama y engulléndolo a escondidas, por las noches, o bien al candor de la aurora.
La chancha acéfala es traicionera, incapaz de comprometerse por una causa, incierto es si se debe a su indudable y evidente estupidez, o a sus gigantescas ganas de agradar a todos y sentirse parte del entorno no bovino, del entorno antropomorfo. La cosa es que es capas de vender a todos sus amigos con tal de agradar solo a uno, que acabó hace cinco minutos de conocer.
La chancha acéfala carece totalmente de autocrítica, rehuye de ella e iracundo la refuta con argumentos de neonato, al punto de hacer desprecios y ensordecer sus oídos.
La chancha acéfala es patética, pero divertida, como un dibujo animado, y es por eso que aun jugamos con ella, le damos cáscaras de papa con aderezos varios, y le bailamos y celebramos todo.
Total. Es por todos sabido que los animales carecen de razón, y algunos, como es el caso, de fidelidad.

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